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sábado, 27 de abril de 2013

¿para qué iba a dormir con la ventana abierta, si nadie vendría del país de nunca jamás a buscarla?


Un buen día el sol salió, la luna se quedó dormida, y absolutamente a nadie se le ocurrió pensar: ahí hay una chica perdida, vamos a encontrarla.
Ella lloró más fuerte, subieron el volumen de la televisión de la habitación de al lado. Un brindis por volver a comer, dijo en alto, y otro por no hacerlo, susurró a sus adentros.
Gracias porque nadie le recordó que siempre habría alguien esperándola. Gracias a ese alguien que no pensó que había una chica perdida, y sobre todo gracias por no encontrarla.

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