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miércoles, 27 de febrero de 2013

al menos hazme volar


Perdona si aún no te he dicho, que eres la cosa mas bonita que pasa por mi mente ultimamente, perdona si no me río de tus chistes, pero me hacen más gracias las zorras que te cogen de la mano.
Perdona si aún no te he avisado, pero si ahora no me salvas tú, no me salva nadie.
Seré tu cruz el tiempo que quieras quedarte en mi piel, porque a mis huesos no llegas.
Que mientras a ti te bajan cien del corazón a la entrepierna, a mí se me suben a la cabeza mil maneras de pensarte, que estoy llena de tus miradas pero más vacía que lo que guardas bajo el pecho.
Que con tu permiso o sin él, tengo más ilusiones que sueños, y más sueño que el propio insomnio.
Una para mí y dos para ti, si es así como va el juego no sé si jugar, o me arriesgo o  pierdo en todo en lo que apuesto.
Una niña, con pensamiento de niña, con problemas de niña y soluciones de niña, ¿qué venías buscando?
No espero que lo entiendas, ni que confíes más en mi, sólo dime que me odias, porque quererme ya esta muy visto.

jueves, 14 de febrero de 2013

not with haste

Supongo que no es la persona con la que voy a pasar el resto de mi vida, pero es la persona con la que me lo imagino. No es la persona que mejor me hace sentir, es la que me hace darme cuenta de que puedo estar bien sólo con la felicidad de otro. No es la persona que me hace ser feliz, es la persona que me dice que me quiere después de discutir, después de odiarme y después de abrazarme. No es quién para pedirme que cambie, pero siempre está ahí para recordarme mis mil y un defectos, y aunque los odie, que no los cambiaría ni a ellos ni a mí por nada. No es nadie para entender mi manera de pensar, de actuar y sobre todo de tratar, pero después de quejarse por razones insuficientes me mira, me besa, y me dice que soy una de las razones que le sostiene a la tierra. No es absolutamente nadie para juzgar con quién paso mi tiempo, pero después de maldecir a toda mi familia y a mis futuros hijos porque no va a poder verme una tarde, me pide perdón arrepentido, me dice que odia echarme de menos y necesitarme siempre, y me hace prometer que no dejaré de quererle nunca. Y yo, como enorme tonta que soy, miro dentro de esos ojitos marrones que han visto y sentido tantas cosas imperdonables, me enternezco y musito: sólo un poquito, pero tranquilo, que te quiero.